¿Cómo plantar tomateras?
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En el artículo de hoy, os traigo una serie de consejos prácticos para cultivar tomates en nuestro huerto. Se trata de un cultivo muy fácil de llevar a cabo en el que obtendremos unos tomates de sabor intenso ideales para preparar salsas, ensaladas y otras elaboraciones como el salmorejo, plato que me encanta. Existen muchísimas variedades de tomates, de diferentes formas, tamaños y colores. Las variedades que suelo cultivar es el tomate corazón de buey, el tomate pera o cualquier otra variedad que haya por el vivero donde adquiero los plantones.
Cuándo se plantan las tomateras
Las tomateras requieren de un clima templado tirando a cálido, ya que son plantas muy sensibles al frío. Por lo tanto, la época ideal para plantar tomates es de marzo a mayo, asegurándonos de que no va a ver heladas o cambios bruscos de temperatura.
Cómo realizar la plantación de las tomateras.
Lo primero, habría que arar la zona del huerto donde vamos a plantar nuestras tomateras. Si sabes que la tierra donde vas a realizar el cultivo no es muy rica en nutrientes, puedes abonarla con estiércol y la remueves con la tierra.
A continuación, vamos abriendo con la ayuda de una azada una serie de boquetes formando un líneo. En cada boquete, depositaremos la plantera de tomate y echamos tierra para tapar bien las raíces quedando la planta bien fijada al suelo. La distancia que tenemos que dejar entre una tomatera y la otra va a a ser de 30 a 50 cms, mientras que la distancia entre hileras va a ser de 80 a 120 cms.
Seguidamente, habrá que regar cada tomatera que hemos transplantado en nuestro huerto.
Cuidados y mantenimiento de las tomateras
Podemos clasificar a las tomateras en dos grandes grupos: las de mata baja o las de mata alta. En las tomateras de mata baja no es necesario de disponer de un enturorado, mientras que en las de mata alta si sería conveniente, ya que pueden trepar por los tutores, aumentando la producción de tomates y evitando que se pudran muchos al evitar que los frutos estén en contacto con el suelo.

Uno de los grandes cuidados va a ser el riego, que habrá que hacerse con cierta regularidad, manteniendo la humedad del suelo, pero evitando encharcamientos.
Otras labores necesarias son realizar varias escardas a lo largo del ciclo del cultivo con el fin de airear el suelo y eliminar las malas hierbas. También se pueden realizar aporcados para favorecer el desarrollo de raíces laterales.